HACE CINCUENTA AÑOS, NACIÓ UN SUEÑO
Hace cincuenta años, un grupo de vecinos, de un barrio humilde de Asunción, eligió el lugar más alto y bello de la zona, para erigir una gruta a María. Con el esfuerzo de niños, hombres y mujeres, de todas las profesiones y edades, se consiguieron suficientes ladrillos para ir haciendo realidad ese sueño. Un día, hace cincuenta años, uno de los pioneros, tuvo un sueño que habría que marcar su vida: Soñó a la Santísima Virgen que con su capa celeste, cubría el terreno ubicado en la loma de Nazareth. Así fue que fue entronizada la imagen de la Santísima Virgen de Nazareth que dio nombre al barrio.
Así como cada ladrillo fue construyendo materialmente el sueño, cada persona, fue agregando su parte para el crecimiento de la Comunidad nacida bajo el amparo de María… Sacerdotes como Joaquín Piña, Alberto Vidal, Tomás Rodríguez Miranda, Felipe (Coco) Velilla, Francisco Fernández Pertiñez, Oriol Gelpi, Ignacio Costa, Ramón Sastre, Luis María Fernández, Ramón Moreno, Ernesto Sánchez Hei, Salvador Loring, son algunos jesuitas que pasaron por la Parroquia, junto a otros sacerdotes. Todos ellos hicieron su aporte a este gran sueño hecho realidad.
EL APORTE DEL PADRE PACO
Muchos sacerdotes aportaron su talento y fe a Nazareth dejando cada uno su huella imborrable. Pero hoy nos toca hablar de un sacerdote que lleva el nombre de uno de los santos más grandes por haberse hecho el más humilde. Nos referimos a Francisco. El Padre Paco, que con su carisma y humildad, dejó huellas imborrables en la comunidad de Nazareth.
EL LLAMADO DE DIOS…
El Padre Francisco Fernández Pertiñez, nació en España. Fue educado por sus padres en la fe, recibiendo los sacramentos del bautismo, la primera comunión y la confirmación en su país. A temprana edad escuchó el llamado de la vocación sacerdotal. Es así, como el 16 de julio de 1939, un día muy importante en su vida, ingresa en el noviciado del Puerto de Santa María.
En 1940, justo un año después, realiza los votos de devoción. El 16 de julio de 1941 realiza los votos de Bienio. Estudió en Madrid Filosofía; Magisterio en Málaga, Teología en Cartuja. Un 15 de julio de 1953, tras 14 años de formación, el Padre Francisco se ordena de sacerdote en la ciudad de Granada, España. Recibe también, un año después, su graduación como Teólogo.
EL VIAJE A AMÉRICA
El padre Francisco llegó a América en 1959. Estuvo en Corrientes, Argentina, realizando trabajos pastorales. De ahí, cruzando el río, llegó a Pilar, Paraguay, en abril de 1965 donde ejerció el magisterio hasta 1968.
De ahí pasó a Santa Rosa, Misiones, Paraguay, donde fue párroco. Volvió luego a Corrientes. Regresó a Paraguay, yendo a Encarnación como párroco. La vida del Padre Paco en estos años, fue un ir y venir, cruzando el río, trabajando en la evangelización de los pescadores y los humildes habitantes de la zona.
LLEGA A NAZARETH
En el mes de marzo de 1979, el padre Paco llegó a la Parroquia Virgen de Nazareth y fue director del Colegio. Pero regresó a la Argentina en 1982. En 1983 volvió a Posadas. Luego pasó en 1988 al Seminario de Asunción donde fue Rector de 1989 a 1990.
Felizmente, para bien de toda la feligresía de Nazareth, volvió a la Parroquia y permaneció aquí desde el 14 de febrero de 1993 hasta el 17 de marzo de 1996 para luego ir a San Ignacio, Misiones.
JESUÍTAS
El lema de los jesuitas es “Para mayor gloria de Dios”. El Padre Francisco, sacerdote jesuita, al igual que los primeros padres de Nazareth, habían elegido el signo de JHS, Jesús Hombre Salvador, para esta parroquia. Al igual que el primer Santo Paraguayo, los jesuitas abrieron camino en el Paraguay para gloria de Cristo, Jesús, al amparo de la Mariscala Gloriosa María, la Conquistadora.
El padre Paco, durante su vida parroquial en Nazareth, fortaleció los lazos con la comunidad, compartiendo cenas familiares con los feligreses, administrando los sacramentos del bautismo, celebrando matrimonios. Realizó concelebraciones, estuvo siempre cerca de los jóvenes, acompañando los grupos juveniles.
Han quedado huellas de su paso por Nazareth. Nos enseña Jesús cómo reconocer a los verdaderos profetas suyos: “Por sus frutos los reconoceréis”. El fruto del amor es el servicio. El servicio realizado por el Padre Paco ha construido una fortaleza en los corazones de los jóvenes, que servirá como refugio ante las vicisitudes del camino. Las obras materiales se destruyen, pero las obras espirituales viven para siempre”.
¡Que Dios te bendiga Padre Paco!. ¡Gracias por tu aporte espiritual a la Parroquia de Nazareth!!
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